Contando lo del 5 a las 5
Juan Espino
Para comenzar, diré que la manifestación fue muy concurrida ¿cuantos? … no lo sé, ni lo sabremos. Se habla de decenas de miles y creo que siete u ocho decenas de miles, en ningún caso sería cifra exagerada.Acudimos un nutrido grupo de amigos que afortunadamente nos vamos recuperando mutuamente, tras nuestro, para unos más traumático que para otros, pero a la postre traumático tránsito por el PUDrYdero. También estuvieron con nosotros, o nosotros con ellos, nuevos amigos de Ciudadanos Madrid.
A la hora de situarnos en la manifestación tuvimos ciertos reparos, no porque nadie nos dijera nada inconveniente, pues fuimos a pecho descubierto –evidentemente las señoras no–, sin pancarta alguna que reclamara protagonismo para ningunas siglas. Por esas pancartas “protagonistas” fue que algunos nos sintiéramos incómodos cuando nos dimos cuenta de que inmediatamente delante de nosotros desplegaban su pancarta los de Inestrilla –este señor y los suyos parecen perseguirnos desde largo en muchas manifestaciones–, razón por la que decidimos adelantar algunos puestos hasta que, ya escaldados, comprobamos que la que ahora nos precedía, era la de La Falange; una cosa es que “las guerras hagan extraños compañeros de trincheras” y otra es que tengamos que corear sus consignas. Así que vuelta a acelerar el paso, y pasar como una exhalación la siguiente pancarta, pues –de Málaga a Malagón– esta vez no hizo falta leerla, allí alguno divisó la blanca pelambrera del azote de herejes, el hombre capaz de hundirte su daga florentina con tal afecto que no puedes por menos que darle las gracias por el precioso obituario que te dedica con voz inaudible, era la pancarta del CDS. Total que no paramos hasta colocarnos detrás de un grupo de escandalosos, pero sanos, miembros de la Guardia Civil, lugar en el que finalmente nos encontramos a gusto.
Comentamos en algún momento la escasez de gente joven, quizás por eso el Gran Liberal, nos castigó con la presencia en nuestras inmediaciones de unos tres alevines ( 6 u 8 años) de manifestante que no dejaron de corear consignas, con tal entusiasmo que conseguían contagiar a los adulto. Como suele ocurrir en estos actos, hubo eslóganes pasados de roscas como “Rubalcaba asesino” y otros. Pero comprendo la indignación de los asistente. Sobre todo cuando se refieren a personajes que nos han mentido tantas veces que tienen menos credibilidad que Rosa Díez respeto por la igualdad de todos.
Como el cuerpo de la manifestación estaba a lo largo de la calle Serrano, una incorrecta colocación y/o escasez de altavoces, dificultó mucho la audición de los discursos que, en mi opinión, se alargaron en exceso.
Posteriormente nos retiramos a lugares donde plantar nuestras republicanas, o monárquicas posaderas –que de todo hay en la viña del Gran Liberal–, y degustar vinos, cervezas y refrescos. Algunos se marcharon en ese momento y el resto (ocho) cruzamos la calle para en La Gurucha darnos un discreto homenaje. Por cierto a destacar una genial anécdota, de libro, entre Ángel Soria y ¡cómo no! José María Aldea, con intervención mía como actor de reparto. Ellos que son los “protas”, deben ser los responsables de contarla.
Para concluir, quiero colocar aquí la última estrofa de una antigua canción, que refleja, de laguna manera LO QUE NOS UNE que no es una añoranza de tiempos pasados sino que por muy castigados que estemos por la vida, nuestros sueños, nuestros anhelos continúan siendo los mismos, porque eran y son los mejores.
Just tonight I stood before the tavern nothing seemed the way it used to be In the glass I saw a strange reflection was that lonely woman really me Those were the days my friend… Through the door there came familiar laughter I saw your face and heard you call my name Oh my friend we’re older but no wiser for in our hearts our dreams are still the same Those were the days my friend..
Esta noche me paré delante de la taberna, nada parecía ser como era, en el cristal vi un extraño reflejo, ¿realmente aquella solitaria mujer era yo? Aquellos eran los días mi amigo … Al cruzar la puerta me llegó una risa familiar Oh mi amigo, somos más viejos pero no más listos porque en nuestros corazones, nuestros sueños continúan siendo los mismos Aquellos eran los días mi amigo …