Los "negacionistas"
Los alarmistas del clima, a los que les encantan todas las formas bastardas conocidas de discutir, son muy proclives a hacer una especie de “sociología del negacionismo”, con el fin de desacreditar a sus críticos. Pero lo hacen a su manera; o sea, mal. Tratan de colar una mentira: que todo crítico está pagado por las malvadas petroleras, que ya se sabe lo malas que son.
Como es un cuento fácil de vender, especialmente a aquellos que escuchan a los ecolojetas (hoy en día todo el mundo), al principio coló bastante. Hoy es algo que no se sostiene, para cualquier persona con un mínimo de información. Pero esa “sociología del negacionismo” se puede hacer mejor, y puede resultar interesante.
Olvidemos la política y la gente en general, y fijémonos en las áreas de conocimiento que destacan por su escepticismo con la tesis del IPCC. Y en seguida se ve que la crítica viene sobre todo de unos campos muy determinados. Señalaré nombres más destacados.
- Ingenieros, como McIntyre, Condon.
- Geólogos, como Don Easterbrook.
- Meteorólogos, como Watts, D'aleo.
- Físicos teóricos, como Motl.
- Hydrólogos, como Koutsoyiannis
- Econometras, como Beenstock y Reingewert.
- Economistas, como McItrick.
- Físico matemáticos, como Tsonis.
- Estadísticos, como Wegman.
Curiosa afirmación, que debe ser especialmente dolorosa. Porque la defensa habitual de los alarmistas ante sus críticos era contestar con desdén que si no eres climatólogo no sabes de lo que hablas. Y a los de dentro de su propio campo, como los Lindzen, Pielke, Christy o Spencer, se los quitaban de encima con algún ad hominem fabricado al caso.
Pongo un ejemplo que muestra a las claras este problema de la climatología. Un artículo de Tomas Milanovic en el blog de Judith Curry, y su discusión posterior: