Aprovechando la circunstancia: que cierren el Constitucional.
Por fin me entero. La sala segunda del Constitucional tiene hasta el jueves para pronunciarse sobre el asunto de Bildu. Con lo que se confirma la posibilidad que señalaba ayer. Una panda formada mayoritariamente por don nadies en el mundo de la judicatura (literalmente no jueces, 7 contra 4 [–>]) puede enmendarle la plana al Tribunal Supremo del país. Que como su nombre indica, es lo máximo de la judicatura española.
En la práctica el TC se ha convertido en la sala de apelación del TS. Lo que quiere decir nada menos que se trata de una sala de corrección al Supremo, nombrada entre Zapatero y Rajoy con la intervención minoritaria de los que mandan en los partidos separatistas. Los partidos políticos, que son parte en buena cantidad de las principales causas que ve el tribunal, son los que quitan y ponen a los miembros del tribunal. Lo que se llama juez y parte, que está entre las primeras cosas que siempre se señalan a la hora de definir cómo no debe ser la justicia.
Ya que hoy tenemos la salvajada más a la vista que lo normal, gracias a la estúpida discusión sobre si Bildu es una extensión de un grupo terrorista y asesino, o no, podríamos intentar aprovecharlo para algo bueno. Por ejemplo para dejar de pedir margaritas sin definición, como la separación de poderes y la regeneración democrática, y pasar a pedir cosas claras. Como que cierren el Tribunal Constitucional, y el Supremo sea de verdad supremo. Un primer paso para ir sacando las patitas de los partidos políticos de donde nunca debieron estar.