Ya todos reconocen que el "calentamiento global" es escaso para la alarma del IPCC, y se jodió lo de que no hay discusión.
La gente sensata lleva algunos años diciendo que esto no se está calentando como predicen la teoría y los modelos de los alarmistas. El aire debería de estar calentándose más de lo que se calienta (lleva más de diez años parado), y sobre todo los océanos deberían también (llevan unos ocho años sin calentarse). Si le añades que la subida del nivel del mar se está desacelerando, y con fuerza - aunque tratan de disimular y “corregir” los datos todo lo que se atreven, resulta que el alarmismo tiene bastantes problemas. Y aunque la gente en general no se entera de las cuestiones científicas, que son bastante coñazo y espesas, algo va calando, y la opinión pública es cada vez más escéptica del alarmismo del clima[–>]. También ayuda, cómo no, el que se les haya cazado en tantas trampas y malas prácticas a los calentólogos [–>].
El cambio dentro del mundo de los científicos, ahora, es que ya no han podido seguir ignorando el problema, como venían haciendo hasta hace muy pocos meses. Y dónde el argumento era que “no hay tal falta de calentamiento”, usando una gimnasia estadística cada vez más contorsionada, la nueva moda es buscarle disculpas a la falta de calor.
El primer alarmista en reconocer un problema fue Trenberth, con su “missing heat”.
[caption id="" align=“aligncenter” width=“500” caption=“The fact is that we can’t account for the lack of warming at the moment and it is a travesty that we can’t.”][/caption]
Bien, ya no han podido seguir más sin un intento de explicación para la falta de calentamiento que no habían previsto, y no les ha quedado más remedio que salir con algo. Recojo del dr. Roy Spencer un resumen de como enfocan el problema (él a su vez lo copia de Hansen - con el que está de acuerdo en el enfoque)
“…surface temperature change depends upon three factors: (1) the net climate forcing, (2) the equilibrium climate sensitivity, and (3)…..the rate at which heat is transported into the deeper ocean (beneath the mixed layer).” [-->]En palabras más claras, creo que se podría decir: La temperatura depende de tres factores: (1) la cantidad de calor que metes, (2) la reacción del sistema a ese calor - o la cantidad de calor del que se desprende, y (3) la velocidad del cambio.
Trenberth venía intentando solucionar su problema con (3). Decía que el calor estaba pasando al fondo del mar, donde no se mide, y que algún día volvería a la superficie para golpearnos cuando estuviéramos distraídos.
Es una explicación que no funciona muy bien, y ahora la moda es la de siempre: ¡los aerosoles! Como no hay ninguna medición decente del efecto de los aerosoles (micro partículas en suspensión en el aire), la idea siempre sirve para lo que uno quiera. Eso afecta a (1) - la cantidad de calor que metes, porque se supone que los aeorsoles reflejan la luz del sol, y por tanto llega menos calor. Hansen y la mayoría están en esta moda.
Unos hablan de que en estos años China ha tirado mucha contaminación al aire, y con ella las partículas [–>]. Curioso, el hombre pecador era culpable del achicharramiento, y ahora es el culpable (provisional) de la falta de achicharramiento. Otros hablan de volcanes [–>]. Como no ha habido ninguno fuerte estos años, tratan de sumar muchos de poca intensidad. Pero no resultan las mediciones para ninguna de las dos explicaciones.
¿Y los escépticos? Hay pocos estudiando el problema en esos términos (no da pasta). Lo más conocidos, Linzen, Spencer, Douglass, y Svensmark.
Los estudios de Sevensmark afectan a (1), la cantidad de calor que entra, pero en sentido contrario a los alarmistas. Es su tesis de que los rayos cósmicos afectan a la creación de nubes, que también reflejan la luz del sol. Se supone que el experimento millonario que está llevando el CERN al respecto, desde hace 4 años, debería de publicar sus resultados este verano [–>] [–>] [–>]. Según esto, el calentamiento anterior y su falta actual serían principalmente por la variación en los rayos cósmicos, y no habría “calor perdido”.
Lindzen y Spencer están estudiando y publicando mucho sobre el factor (2), la sensibilidad del clima, o la reacción del sistema al calor. La retroalimentación (positiva o negativa), hablando técnicamente. Para que la alarma del IPCC sea cierta, hace falta una realimentación positiva, y no pequeña. O sea, que el calentamiento directo producido por el CO2 que emitimos, que es poco y no puede asustar a nadie, sea amplificado por el sistema. Ambos tienen trabajos recientes publicados al respecto, y uno cada uno un trabajo en prensa, a punto de salir. Aunque usan enfoques distintos. Por ejemplo [–>]. Sus resultados apuntan a que el sistema no amplifica, o incluso amortigua, los cambios en el calor que entra.
Spencer, además, está publicando en su blog estudios preliminares (aun no “peer-reviewed”) muy interesantes en el mismo sentido. Por ejemplo [–>] [–>] [–>].
Este es el resumen de la discusión que decían que no había, pero que parece que sí hay. Y eso sólo en la parte más sencilla del problema.
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Y para completar lo de la no discusión, una web dónde mantienen un listado, razonablemente actualizado, de publicaciones “peer-review” con trabajos que ponen en cuestión partes o el núcleo del cuento del IPCC: