Urdanpillín, o no es solo la casta política.
Parece que hablan de Urdangarín [–>]. ¿Pero resulta un poco coñazo, y como más de lo mismo, no? Y a mi me interesa más el aspecto de “lo mismo” que el sujeto anodino. Porque solemos tirar por lo fácil, yo el primero, y nos fijamos y despotricamos de “la casta política”, como si al albañal no lo invadiera todo.
También hay algunos que hacemos el argumento simple de que si la corrupción nace de la pasta pública, bastará con reducir lo público para reducir el mamoneo. Y con ello fantaseamos con que el liberalismo, el solo, pueda ser la solución. Olvidando que el albañal también invade el mundo empresarial, y más cuanto más grande es la empresa.
Hay demasiada pasta volando por ahí, y, cerca de la cúspide de la pirámide, hay demasiada tentación de dar el pelotazo. Y lo peor es que no es solo la pasta pública la que “no es de nadie”. ¿De quién son la mayoría de las grandes empresas? Teóricamente de su accionistas, pero como son tantos, ninguno pinta nada. A veces hay paquetes de acciones relevantes, fondos de inversión y cosas así, pero tampoco están dirigidos por los que han puesto el parné. Lo que hay es una capa de gestores de grandes empresas y productos financieros, que hacen y deshacen a su arbitrio con la propiedad teórica de millones de ahorradores que no pueden controlar nada.
No se parece nada a lo que pensamos cuando pensamos en el “capitalismo”. Que parecerá una palabra muy fea, pero es muy distinto cuando unos socios fundan una empresa, y piensan en empresa porque la heredarán sus hijos y sus nietos, al esquema en el que unos gestores van a pasar por la empresa durante unos años, y se trata de si pueden o no pueden dar el pelotazo. Ante eso, que se hunda la empresa es secundario. Por no hablar de que le vaya bien al país, que es necesario para que le vaya bien a la empresa a largo plazo, pero no lo es en absoluto para el pelotazo rápido.
El resultado es que tenemos televisión basura, política basura, capitalismo basura, y tiene pinta que hasta monarquía basura. ¿Pero quien es el guapo que se resiste?
No me acaba de convencer la solución liberal para el mundo que vemos. Por supuesto que tampoco ninguna de las otras. Me parece verosímil la idea de que cada cual defienda su interés, y la suma de todos da algo razonable, porque en general a casi todos les interesa que el invento funcione. La mayoría va a colaborar para que el sistema vaya bien, está en su interés. Lo necesitan para prosperar. Pero solo hasta que llega el momento en el que la estrategia de más éxito es la de aprovechar la oportunidad de dar el pelotazo, y salir corriendo. Si eso se generaliza, no hay manera de sostener el castillo de naipes. O yo no la veo. Y el problema de la globalización, para mi, es que ha multiplicado la cantidad de pasta que los pillos pueden pillar. Podríamos decir la cantidad de dinero "amostrencado", que es aquel sobre el que su propietario legal no tienen ningún control real. Y ahora, el que no pilla es tonto.No, no es “la casta política”. Somos todos.