Inesperado regalo de Reyes: volveremos a ver crédito
Sefuela
Hay cierta malsana costumbre, en los mercados financieros, de revelar las noticias realmente importantes en momentos en que nadie las está mirando. Aunque esta vez no es previsible que lo hayan hecho a propósito. Si a eso le unimos que, en España, estábamos todavía desenvolviendo regalos y disfrutando del puente, y la demostrada incapacidad de la prensa para distinguir lo importante, no debería extrañarnos que haya pasado desapercibida esta noticia. Una noticia que, por sus implicaciones, me atrevo a calificar a estas alturas del año, como la noticia económica más importante de 2013.Quienes me habéis leído anteriormente, conocéis de sobra una de mis obsesiones (algunos, más de una 😉) : Si una norma no sirve para conseguir el objetivo para el que fue diseñada, lo mejor que se puede, y debe, hacer, es cambiarla. Sorprendentémente, esta vez lo han hecho.
Resumo los antecedentes. Basilea 3 es un conjunto de normas diseñadas para incrementar la solvencia de las entidades financieras. Ideada en el momento correcto, se iba a implementar en el momento más inadecuado. Iba a incrementar todavía mas el credit crunch que estamos viviendo. Toda declaración acerca de que se incrementaría el crédito con tal o cual norma, era un brindis al Sol mientras no cambiase esta norma fundamental.
La modificación de la norma acordada estos días establece un periodo de 4 años para cumplir los requisitros de capital desde 2015, y cambia algunas de las formas de cálculo de estos requerimientos. Sin rodeos, y yendo al grano, la banca debía captar 2400 billones (de los europeos) de euros de capital de aquí a 2015, según estudios que tenéis enlazados en el artículo de Bloomberg.
El Financial Times es poco entusiasta sobre el cambio de normas (Buscad en Google “Basel bends on liquidity rules” para acceder al artículo). Reuters es más optimista. Aquí tenéis la versión de Reuters de la noticia. Yo lo soy aún más.
Toda la banca era consciente de que Basilea 3 se nos echaba encima. Y estaban tomando las medidas que podían al respecto. Hay numerosos informes sobre ello. Por ejemplo este del Banco de España y este otro del prestigioso bufete de abogados Cuatrecasas.
No voy a entrar en detalles de las modificaciones. Quien quiera puede acceder a ellas a través de los enlaces. Por un lado porque hay detalles que se concretarán más adelante. Por otro, para que los más legos en el tema financiero no se aburran en exceso. Así que vamos directamente a las consecuencias previsibles.
Imaginen un fluido sobre el que se ejerce una fuerte presión. El fluido tiende a encogerse porque las moléculas se van concentrando. Si dejamos de ejercer presión, automáticamente las moléculas se expandirán, y el fluido ocupará un espacio mayor. Esto es, exactamente, lo que vamos a ver en los próximos meses.
Para hacernos una idea de los efectos de la medida, hay que hacer unos números y un montón de suposiciones. A pesar de esto, se puede vislumbrar fácilmente alguna de las consecuencias, si bien otras habría que estudiarlas con detenimiento.
El déficit de capital de la banca de 2400 billones de euros no implicaba retirar del mercado mundial esa cantidad de dinero. Eso ocurriría en el mejor de los escenarios posibles. Es mucho más probable que se atendiera este déficit de capital mediante la liquidación de activos considerados de riesgo medio o alto por el doble o el triple de ese importe. Estábamos abocados a un “credit crunch” brutal en plena recesión económica. Esta desaparición del crédito afectaría fundamentalmente al sector privado, dado que la deuda pública era considerada de bajo riesgo. Su efecto era ya evidente para cualquiera que no estuviese ciego: empresas solventes pero poco líquidas morían asfixiadas porque la banca tenía que cumplir una norma insensata.
Vamos a suponer que la Banca había conseguido ajustar su capital y sus activos hasta llegar ya al 60% de los requerimientos previstos para 2015, con el fin de simplificar (la hipótesis, además, no es descabellada). Eso implicaría que, con las nuevas normas, podrían aguantar dos años sin realizar ajustes adicionales en su cartera de créditos o de captación de capital. En los casos en los que el ajuste ya se haya producido, podremos ver, incluso, concesión de créditos nuevos a empresas y particulares solventes, pero asfixiados de liquidez.
Ya hay quien ha calificado esta reforma como el Quantitative Easing de Basilea (inyección salvaje de liquidez al mercado). Yo diría que lo que pasa es que cambiamos el engranaje roto, que hacía inútiles todas las medidas tomadas para paliar la crisis, por uno nuevo que hará que algunas de ellas consigan sus objetivos. Si evitamos retirar del mercado una cifra aproximada de (2400*40%)*2,5= 2.400 billones de euros, equivale en cierta forma a inyectarlos, pero sus efectos no serán exactamente iguales.
¿Que podemos prever en base a esto? La respuesta es aventurada, pero vamos a intentarlo. Frenaremos la caída en picado de la actividad económica y la destrucción de empleo, dado que sobrevivirán empresas que iban hacia el precipicio. 2013 será un año mejor que 2012, aunque las razones no tengan nada que ver con las que pensaba el gobierno.
¿Se incrementará la inflación? No tiene por qué. Lo más probable es que no, y pasemos a un escenario de precios estables en lugar de precipitarnos a una espiral deflacionista.
¿Subirán los salarios? No. El ajuste de costes laborales debe continuar para que se comience a absorber la mano de obra desempleada.
¿Qué pasará con los precios de las viviendas y de los inmuebles? Deberían seguir cayendo. Fuertemente al principio del año y mas suavemente al final. Una de las posible soluciones a la crisis es que nadie tenga que dedicar más del 30% de su renta a pagar la vivienda. No es previsible que haya crédito disponible para quien necesite destinar más que eso a comprar una vivienda, por lo que la demanda será limitada, aunque no nula.
¿Bankia y demás basuras tienen ahora salida? Es dudoso, pero no imposible. Los requerimientos de capital de la famosa auditoría externa de Oliver Wyman no cuadraban con Basilea 3. Ahora pasan, de golpe, a ser razonables de acuerdo a las normas que vendrán de manera inmediata. Sin embargo, habrá que reformar muchas cosas para que los montoncitos de basura creados en plena crisis, tengan algún futuro.
¿Que efecto veremos sobre la financiación del Estado? Probablemente neutro. Habrá más dinero disponible para invertir (O será menor la disminución de dinero disponible) pero el abanico de inversiones será mas amplio, ya que han cambiado algunas de las ponderaciones de activos. Los bancos no estarán tan obligados a invertir en deuda pública como estaba previsto.
Los mercados de materias primas se verán afectados de forma muy desigual. Sobrepasa la intención de este artículo entrar en detalles sobre ellos. Las acciones de compañías cotizadas en Bolsa tendrán un año mucho mejor de lo que algunos pensábamos, lo cual no implica que sea bueno. También veremos comportamientos muy desiguales, que comenzarán con cierta euforia en las empresas más endeudadas, para ir discriminando posteriormente.
Casi acabaremos con un apunte sobre el llamado banco malo (Sareb) y el déficit. El Sareb (que no es un banco precisamente para eludir Basilea 3) tendrá algo más fácil desprenderse de parte de sus activos, pero sus previsiones son ya excesivamente optimistas. Nos acabará costando dinero.
El déficit dependerá de la interpretación del gobierno de las consecuencias de esta modificación en la regulación. Si interpretan que van a tener más fácil acceder a la liquidez, tomando esto como un QE, no conseguiremos disminuir ni siquiera hasta lo previsto. Y eso a pesar de que podemos ver cumplidas algunas de las optimistas previsiones macroeconómicas del gobierno. El rescate de España no se aleja por esta noticia.
Para terminar, dos reconocimientos. El primero a Drizzt, gracias a quien la noticia no me ha pasado a mí también desapercibida. El segundo a la EBA , de cuyos miembros ( a alguno de los cuales conozco) no esperaba tuviesen la visión necesaria para realizar esta reforma.