Gallardón, el centro-centro ... de la casta.
No es de extrañar que Gallardón despierte entusiasmos, desde Fraga (que lo descubrió en su tierna fase de repelente niño Vicente), hasta la izquierda priista de PRISA. Una de sus primeras actuaciones políticas conocidas, como joven Vicentito en el ayuntamiento de Madrid, fue un ataque florido a una revista cómica. Se llamaba, precisamente, Madriz.
Lo podemos recordar con El País:
Fue aún más lejos en sus críticas a la revista el joven concejal aliancista Alberto Ruiz Gallardón, pues, según explicó, nunca se había enfadado tanto como aquel día. Calificó a la revista Madriz de "porquería repugante, pornográfica, blasfema, en el sentido jurisdiccional de la palabra, contraria a la moral y a la familia". [-->]
Otra de sus sonadas actividades en defensa de la libertad de prensa tiene que ver con el secuestro del número 593 de Cambio 16. Por dar noticias sobre el jefe de los escoltas de Fraga, que era miembro de la Triple A Argentina. [-->]Albertito sigue muy preocupado por la moral y la familia. Pero al haber evolucionado, ahora la moral que defiende no es aquél sistema rancio como de familia meapilas comme il faut, sino algo mucho más posmoderno que da soporte ético al caciquismo actual que conocemos como partitocracia. La famiglia, por así decir. No se trata solo de la siempre estimulante libertad en cuestión de relaciones digamos asociadas a la líbido, sino la no menos estimulante libertad que premia la promiscuidad entre los que gestionan los dineros públicos y los que los reciben a espuertas.
Pero las grandes libertades, siempre delicadas y amenazadas, necesitan grandes sistemas de defensa. Por ejemplo, pongamos un juicio por corrupción política. Esa plata que como no se sabe de quién es, acaba en bolsillos y paraderos igualmente desconocidos. Es natural que el juez sea sensible a la mano que le da de comer. Y sabemos que es muy difícil entender algo si tu ascenso profesional depende de que no lo entiendas. Ningún esquema podría ser más conveniente para conseguir las sentencias adecuadas. Pero tiene un agujero. La prensa canallesca. Que, contando todas las versiones posibles de lo que está ocurriendo en un juicio, podría tal vez dejar en mal lugar las decisiones que toma un magistrado - condicionado por lo que sí toca.
El niño Vicente ha decidido tapar este agujero. Con un argumento como de Alberto Ruiz Gallardón. Hay que impedir que el juez se pueda ver influido en sus decisiones por elementos ajenos a la mano que le da de comer. Por ejemplo, la prensa. Y la solución es dotar al juez de la capacidad de prohibir a un medio de prensa la publicación de noticias referidas a ese juicio. En el caso de que sienta que puede verse empujado por ellas. [–>]
¿Perdón, Gallardón?
¿Nos está contando de verdad que un juez, pensando que un periódico le puede influenciar, soluciona el problema prohibiendo expresarse al periódico? Genial. Y lo mismo podemos decir de las decisiones que tiene que tomar un político, que pueden verse francamente incomodadas por el ruido de la canallesca. O las de un empresario, puestos al caso.
Parece un chiste. Wyoming es muuuuy buuuueeeeno. Pero al final, en el circo de los payasos el chiste parece “el” sistema.
Yo creo que Vicente Repelente tiene un graaaan futuro.