El coste de Cataluña y el País Vasco, ¿merece la pena?
Me ha sorprendido el amigo Arturo:
No suele pensar mal, ni precipitadamente. Podría tener razón, ¿no? Y además, quien sea no-nacionalista debería intentar no ser nacionalista. Digo.
Pensemos. Partimos de que una España entera será mejor que una versión reducida. No sé dónde está demostrado; pero los alemanes son muy concienzudos, e inventaron el nacionalismo -precisamente el nacionalismo de lengua- por envidia de naciones mayores y más potentes, como Francia y España. Nuestros micro-nacionalistas aldeanos han heredado la idea para conseguir exactamente lo contrario. ¿Quién tiene razón; los alemanes, o Sabino Arana?
Dejémoslo aparcado, y concedamos que tiene ventajas lo grande. Sin cuantificar. Al menos, mayor mercado "natural" para mercancías, servicios, y empleo. Y cierta economía de escala. No sé; embajadas (hmm?); servicios públicos (¿hmm?); parlamentos y mamandurria (¿hmm?); policía(¿hmm?). ¡Bueno, joé, el ejército! Ser España entera nos permite repartirnos entre todos el gasto del 1,1% del PIB. En lo demás, parece que no hemos elegido aprovechar las posibilidades de ahorro de ser una en vez de 17. Y respecto al mercado, la impresión es que lleva el mismo camino.
En definitiva, que aunque debería de tener ventajas notables, la primera impresión es que nos hemos dedicado a tirarlas coincienzudamente por la borda. Como los alemanes, otra vez, y también en sentido contrario.
Ahora recordemos que montamos la broma de las autonomías para satisfacer a unos separatistas ... que no han resultado satisfechos, sino todo lo contrario. Cada día están de más mala hostia, y no se ve ninguna tendencia de cambio de dirección. Si acaso, de aceleración. ¿No sería el momento de darse cuenta de que el brillante plan ha fracasado?
Bien, y si ha fracasado, ¿cuál era la alternativa, el dilema que hizo surgir un plan tan prodigioso? Se trataba de evitar tensión separatista. Pero tenemos mucha más tensión separatista. Y el peligro que se trataba de evitar, lógicamente, era el peor resultado de esa tensión. La separación. Pero tenemos encima ya casi todos los inconvenientes de esa separación. O hemos perdido las ventajas de la no separación, menos en lo del 1,1%. Peor, otros extranjeros no nos odian como nos odian nuestros separatas. Y tenemos con ellos una competencia limpia, no la cizaña desde dentro. Posiblemente hemos conseguido con el brillante plan la peor situación de las imaginables.
Mikel Buesa calculaba un coste económico muy grande -para todos- con la separación. Lo que no recuerdo que haya calculado es lo que nos cuesta la no separación. Y si tras desprenderse de Cataluña y el País Vasco, España pudiera ser un país medio normal, ese coste podría ser una inversión interesante. Además, el que lleva la batuta suele elegir el juego, y salvo que sea Zapatero es de presumir que elija el juego que le favorece. La cuestión, ahora, es si se podría tener un país normal si nos deshacemos de Cataluña y del País Vasco. O si se les pone entre la espada y la pared de ... elige si te quedas en las condiciones que los demás digan para todos, o puerta. Porque pudiera ser que la cizaña y la hidra de la mamandurria tengan tal metástasis que ya no haya vuelta atrás.
Pero podría tener razón Arturo, y la opción razonable ser, no solo no impedir un referéndum, sino que lo planteen los españoles. Sin concesiones. Vaya, más bien invitando a la puerta.