Conspiraciones, y periodistas memos.
Digo periodistas porque es lo que más se oye. Pero yo creo que somos todos. Asnos de cuadrilla. Cuando estamos ante un caso, el primer pensamiento es, ¿a quién beneficia / perjudica? Y a partir de la respuesta, tomamos la postura y el argumentario.
Hasta aquí, puede que sea natural. Es pensar el revés, pero tal vez sea práctico para circular entre sectas, y colocarse. Lo malo es que, ya puestos a pensar al revés, no nos cortamos en pensar rematadamente mal. Y en convertir en una ristra de imbecilidades el argumentario tomado como préstamo conveniente. Por ejemplo, la conspiración de Pedro Jota y Esperanza Aguirre contra Rajoy El Audaz, usando a Bárcenas.
El memo de Herman Tertsch dista de ser un caso aislado [–>]. Esta mañana he oído un rato Onde Cero, en el coche, y flipaba. Todo era Bárcenas, claro. Pero Bárcenas sólo era “la conspiración” para los fenómenos de los contertulios. Y yo perdiendo el tiempo con ellos, esperando que se adornaran y explicaran un poco a fondo la teoría. No sé, desayunos secretos en 1991, y mirándose a los ojos sin pestañear, donde el periodista le sugiere al contable que vaya haciendo apuntes falsos de sobresueldos y prodigios, para comprometer a quien en el futuro habrá de ser El Audaz. O El Ecto-Plasma.
Vamos, que el caso Bárcenas no es importante porque nos demuestra un presidente del gobierno rematadamente mentiroso. Y además, cobarde escondido tras el plasma. No. Tampoco es interesante porque demuestre que los partidos políticos (al menos el PP claramente) cuestan mucho más que lo que cobran oficialmente, por vía de un encarecimiento de las contratas públicas. Y que no sepamos ese montante. No. Y bajo ningún concepto es interesante la perfecta muestra del respeto por la ley y la transparencia que tienen los que forman ahora mismo el gobierno. ¡Qué va! Lo que importa del caso Bárcenas es … ¡¡¡Pedro Jota!!!
¡Joder con los linces! Menos mal que no les voy a sugerir la posibilidad de contemplar la demostración de que tenemos, como líder de la cosa y de la crisis, a alguien absolutamente incapaz de liderar ni siquiera la parroquia de la esquina. O el club de canicas del pueblo.
Así vamos. Con el ganado separado según cuadras, y tirándose coces por entre los barrotes de las vallas. Y a las coces le llaman “pensar”, y lo exponen con gran facundia a través de las ondas. Para que nadie se lo pierda. Pues vale, ya ma’anterao. ¿Y ahora, qué hacemos?
Añadido (22:17 10/07/13):
¿Y ahora, qué hacemos? ¿Acudir a la prensa extranjera? (No es un montaje, clic para el original).