Querida Marga, creo que por fin hemos entendido lo del comunismo místico pastoril.
Me salgo de la conversación de ayer [–>], porque en parte me salgo del tema. Aprovechando Marga. No había dado por supuesto que la coincidencia Marga - Margarita [del estudio que cita –>] implicara la misma identidad. Pero, es verdad, la frase “nuestros estudios”, y un poco de “googlear”, apuntan en esa dirección.
Bien, le podríamos intentar sacar partido, mirando lo que “quiere decir”, y olvidando lo que “ha dicho” realmente en el manifiesto. Una campaña para salvar el mundo se puede permitir ciertas “alegrías”. O eso suelen pensar los salvadores del mundo. Y, afortunadamente, no es difícil encontrar lo que quiere decir. Yo le llamaría comunismo místico-pastoril.
Comunismo, porque es una propuesta de economía socialista centralizada fuerte. Muy fuerte. Místico, porque se desmarca de la justicia social de lo que llama la “izquierda clásica”, y busca una justicia de “límites planetarios”. Que supongo que decide ella misma. Y pastoril, porque nos quiere poner a todos a andar el bicicleta quieras que no (no es broma), y a comer lechugas de una huerta local, fertilizada con caca de vaca. Sagrada, imagino. Nada de chuletón de Ávila. Y supongo que siempre podrá llegar el momento en que la bicicleta, o los carriles para usarla, atenten contra algún límite planetario de nuevo establecimiento. Y ya, el calco de la Edad Media será mucho más perfecto.
Los argumentos son impecables. Un ejemplo. Como el petróleo se acaba, el transporte va a ser imposible o carísimo. Eso dice. Y por ejemplo, no tiene sentido traer alimentos de lejos; hay que producirlos localmente. Nada de transportar. (Dice que no “tiene” sentido, no que no lo “tendrá” cuando llegue el problema). Así que antes de que llegue el problema del transporte, y supongo que como entrenamiento, o tal vez como penitencia, nos creamos el problema nosotros mismos, y consumimos productos locales. A tomar por saco la producción especializada, y en el sitio de mayor rendimiento, con el sistema más eficaz. Ni hablar, ¡todo en local! Y consiguientemente carísimo.
Además, el comercio estará muy muy limitado. Solo el “comercio justo”. Supongo que en definición de Marga, basada especialmente en los “limites planetarios” también definidos por ella. Y para redondear, se acabó el préstamo. Creo. Lo deduzco; no lo he visto expresado. La deducción va así:
- Riqueza = energía disponible.
- Energía no crece = riqueza no crece.
- Riqueza no crece = economías antiguas (limitadas) ⇒ préstamo prohibido
- Economía del crecimiento = riqueza crece ⇒ préstamo permitido.
- La teoría de Marga se llama "teoría del decrecimiento" ⇒ saquen conclusiones.
El primer problema que tenemos es el más clásico con los místicos: No hay ejemplos. Siempre se pueden desmarcar de los comunismos existentes realmente, y sus desastres ecológicos, porque estos creían en el crecimiento y en la industria, aunque fuera con poblaciones esclavas. Así que no hay forma de preguntarle a Marga por un ejemplo de sistema que le guste. No existe. Es un ideal perfecto. Tiene un Ser Supremo, ante el que nos inclinamos todos (el planeta y eso); tiene obispos y sacerdotes (Marga sin ir más lejos), ante los que nos también nos inclinamos y obedecemos; tiene buenos (como Marga) y malos (como un servidor); tiene pecados (el consumo y tal); tiene penitencia (el decrecimiento); y tiene salvación … pero es en otro mundo.
El segundo problema es también un clásico entre los agoreros y futuristas. (Los agoreros siempre son futuristas, porque el fin del mundo siempre está en el futuro). Parte de una asunción de futuro que no está en absoluto garantizada. La imposibilidad del crecimiento de la energía.
Que el petróleo se agote parece más que verosímil. Ya veremos la fecha, y la curva. Pero que eso signifique el fin del transporte, o el fin del aumento de la energía en general, es un doble salto mortal, y sin red. Y en todo caso, lo que no parece muy de recibo es adelantarse a un problema hipotético, aunque verosímil, pero de fecha y forma completamente desconocidas, a base de traladar al presente el problema del futuro. Yo creo que no se le ocurre ni a Canicón, y que Marga me perdone. Por no hablar de prescindir de la herramienta del precio y el mercado, para ir sabiendo hasta qué punto el problema sa va presentando, o no tanto. Y para mover los recursos correspondientemente. Claro que si todo es por Gaia y sus límites planetarios, al humano que le den; y se acabó el problema. Lo que pasa es que no conocemos ninguna economía planificada que haya sido respetuosa con la naturaleza, sino formidable, inenarrablemente guarras. Y sí conocemos economías de mercado que son respetuosas con el medio ambiente en un grado bastante aceptable. Salvo que quitarle el petróleo al planeta sea un pecado de religión, o así. Pero en religiones no puedo entrar, ni comprender. Solo tengo fe en mi perro.
Resumiendo mucho. Como la energía no va a crecer, es imposible técnicamente (palabrita del Niño Jesús), la economía no va a crecer. ¿Solución? ¡Hagamos que la economía no crezca! Como la propuesta parece insuperablemente poco inteligente, resulta inevitable la sospecha de que la solución estuviera antes que el “descubrimiento” del problema, y este solo sea una disculpa. Porque el caso es que este tipo de propuestas franciscanas siempre surgen, renovadas, cada pocas generaciones. Otro clásico, por así decir. Es, tal vez, la novedad menos novedosa que quepa imaginar.
Marga, ¿crees que al fin lo hemos comprendido? Se acepta con sumo gusto si entras y das caña. Tú, o cualquiera. Sin restricciones, mientras haya una línea argumental. Aquí no nos cortamos. Es más, yo estoy convencido de que tenemos problemas bastante gordos. Incluido, posiblemente, el petróleo. Y le doy valor teórico a tus elucubraciones sobre un mundo de decrecimiento. Por aprender, y por estímulo para esforzarnos en evitarlo. 😉
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Fuentes: