Berkeley: el kindergarten ha pasado de tener un "conflicto" a tener una respuesta
El kindergarten, metáfora, es ese lugar mental en el que los niños patalean porque alguien dice lo que no quieren que se diga. Y tratan de impedirlo a gritos … y más que gritos.
Hasta ahora lo venían consiguiendo. Y ha sido un montón de veces, porque durante el último año ha estado de moda la jugada. Los estudiantes de derechas de la universidad de turno pedían un auditorio para organizar una conferencia o charla con alguno de sus autores favoritos, e invariablemente se encontraban con una revuelta a las puertas del evento. Protesta que siempre tenía la violencia suficiente como para hacer que la policía suspendiera el acto. El resultado era que el kindergarten gana: aquí sólo habla quien yo quiero. Donde “quien yo quiero” se traduce por los que estén a la izquierda de Pol Pot.
Nuestro amigo Marod lo contempla como un problema de libertad de expresión. O sea que lo de “el kindergarten gana y silencia a quien le pete” no le parecía especial problema. Porque en teoría la policía se pondría en medio, y conseguiría que ocurran las dos “libertades de expresión” simultáneamente. La conferencia y la protesta por la conferencia. Que luego el mundo real no funcione nunca así es algo que no le concierne ni a la ley ni a su teoría.
Ya lo discutimos en su momento, y no vamos a insistir.
¿Libertad de expresión incluye libertad de “escrache”?
Hoy se trata del siguiente paso, que ocurrió ayer. También en Berkeley. Con la teoría de Marod (vaya, la convencional) hay dos posibles resultados. La solución tradicional de el más cafre gana y silencia a los demás, o bien la estrategia que consiste en a cafres podemos jugar todos, y además es muy divertido. Que es lo que ocurrió ayer.Si saben de antemano los movimientos del adversario, tienen mucha ventaja. Organizan un evento en la uni, pero ya ni conferencia ni vainas. Directamente un acto político al aire libre. Con los más populares entre los “youtubers” de su cuerda, y en un parque bien grande.
Y ya saben que el kindergarten va a organizar un contra-acto en el mismo sitio y a la misma hora. Como tienen un problema moral, la violencia es inevitable. El lema lo deja muy claro: Ven a golpear a tu mierda nazi preferida. Con la lista de los “youtubers” odiados incluida en el menú.
Miel sobre hojuelas, porque esta vez lo de la “libertad de expresión” no era más que una disculpa para aceptar de mil amores la oferta de fostias. Iban bien preparados. Y además, de coña; mira el casco de romano que se he agenciado el nota este.
Y sí, sí hablaron; aunque a nadie le importaba lo que se dijera. Lo hicieron en medio de la batalla; en el parque que habían dicho; y a la hora prometida. Con cuatro escuchando y los demás combatiendo. No se trataba de las palabras; se trataba de por mis cojones que voy a hablar, y tú a mi no me callas.
Pero no fue gracias a la policía. Aunque detuvieron a un par de decenas, de ambos bandos, básicamente se inhibieron del grueso de la gresca. Delicado. Por una parte se entiende la idea de dejad que los niños se peguen a placer. Pero por otra parte no hubo muertos de milagro. Los antifa lanzaban piedras y ladrillos al bulto, y los patriots no iban todos con casco. Tiene pinta de haber sido muy divertido y estimulante, pero con algún muerto estaríamos hablando de otra cosa.
Vale, esta vez los que no suelen poder hablar se lo han pasado muy bien. Y le han llamado a la gracia la Battle for Berkeley.
https://www.youtube.com/watch?v=cSMz0pcrM18
Pero tal vez habría que repensar lo de la libertad de escrache. Porque cuando escrachan los dos en lugar de sólo uno, el asunto cambia un poco. La libertad de batalla campal es algo distinto. Y no siempre ganan “los buenos”, por lo que se ve.
Es el problema de la moral, que tanto insisto. Moral es que una expresión no cabe, porque todos tienen que pensar lo mismo. Y funciona más o menos cuando el acuerdo es abrumador. El consenso se puede conseguir -a veces- silenciando al discrepante. Pero no se consigue siempre . Y cuando es que no, o apeamos la moral, o pasan cosas como Trump o la Battle for Berkeley. Estamos a tiempo de elegir. Pero sólo hay esos dos caminos.
Quo usque tandem abutere, Kindergarten, patientia nostra?
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Añadido un día después:
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Añadido para los comentarios / Rawandi.