La extraña relación del kindergarten con la naturaleza
Me encuentro con este “tuit”:
https://twitter.com/migulios/status/876737953644638208
Y lo primero que me sale es contarle mi solución cuando he estado en situaciones similares. Doy por supuesto que no se refiere darle un estacazo y tirarlo a la basura; o empujarlo suavemente hacia fuera de la casa, hacia su mundo. Para eso no suele hacer falta preguntar.
Vale; le puedo sugerir que, si es tan joven que ni medio vuela, le haga una papilla con agua, huevo crudo, y miga de pan; la meta en una jeringa sin la punta, y use eso para darle de comer. Probablemente sea bueno meter el pollo en una caja de cartón abierta, para que se sienta más seguro y se relaje. Yo tenía esa impresión. Y en cuanto le das en el pico unas pocas veces con la jeringa, en seguida lo abre pidiendo la comida. ¡Todo para adentro! Fácil.
Esto es una solución genérica, que yo he comprobado con pollos de gorrión y mirlo - pero sin plumas. Funciona muy bien. Y ya después puede buscar en internet algo más especializado para gaviotas. ¿Bonito o sardinas de lata en la papilla? Lo que sea. Seguro que las gaviotas son lo más omnívoro que existe. No creo que le hagan ascos a nada.
Pero pensando un poco, he descartado contestar algo tan obvio. Es una chica lista y que piensa con claridad. Seguro que está buscando el consejo del especialista, más allá de lo facilón. Y en todo caso siempre hay gente que contesta lo evidente. Eso no le va a faltar. No contestamos.
Pero queda la curiosidad. ¿Habrá alguna buena respuesta específica? Podría tener detalles interesantes. No es que vaya por el mundo buscando pollos de gaviota, ni que le tenga ninguna afición a las gaviotas de cerca, pero a un clic de distancia es un conocimiento no menos barato que inútil. Sale a cuenta. Miremos.
Pues no. ¡Nada que ver! Ninguna respuesta va por ahí. Ninguna solución implica que la chica haga ella misma nada por el pollo. Y es torpeza mía, porque la pregunta era rara de cojones.
¿Debo hacer algo con este polluelo de gaviota?¡¡¡Debo!!! ¿Eso qué es; un deber legal, moral, o qué? Y por ahí van los tiros, al parecer. Los animales nos producen deberes morales, cuando no los comemos. Y el deber moral despierta sentimientos y preocupación. Y para eso tenemos a Papá Estado para resolver la crisis. A pesar de ser sentimental, es una relación completamente indirecta con la naturaleza -- a través del presupuesto. Y con la inevitable participación de Twitter y la peña, que nos dirá cuál es el mejor camino para llegar a algún organismo oficial que se dedica a salvar los pollos en apuros.
https://twitter.com/Anquiza/status/876740217604104192
https://twitter.com/ros_melina/status/876745365344727040
https://twitter.com/eldalaijulai/status/876743254666084352
https://twitter.com/eldalaijulai/status/876743426787725315
Y es fenomenal, porque en el mundo kindergarten hay instrucciones para todas las situaciones. Esta venía en una de las respuestas.
La pregunta era ¿debo hacer algo?; y la respuesta es lo que debe hacer. Niquelado. Viven en el mismo mundo.
Y yo en la higuera, salvando a los pollos por mi cuenta. El último se llamaba Chiapucci, por el ciclista italiano - un gran escalador. Era gorrión, y superó todas las fases. Le tuve que ayudar a aprender a volar, por supuesto. Y a escaparse de los gatos. Los perros entendieron la jugada, y eran amigos. Y una vez ya joven independiente, se lanzaba desde los árboles cuando me veía llegar. Se posaba en el hombro, y me mordía la oreja. Luego se hizo adulto. Y me piaba desde el árbol de turno, entre sus compis, pero sin venir. Es muy estimulante saber que tienes un amigo entre los árboles, allí arriba. Amplía el mundo. Perspectivas.
Digamos que se trata de una forma distinta -y ahora tal vez extravagante- de cumplir la misma misión y la misma moralidad, pero sin presupuesto público. Vaya, con “skin in the game”. No en el sentido de dinero, que no es nada, sino de inversión sentimental. Si se muere después de toda esa dedicación te da mucha pena. Y te enteras, porque no lo has dejado en manos de una institución, y te olvidas. Pero Chiapucci salió muy bien, y nunca le olvidaré. Tampoco fue el único, pero fue más especial. Llegó en una fase más temprana, que parecía imposible. Rescatado de la boca de un perro.
Y aquí puede haber una lección interesante, además de la extraña relación del kindergarten con la naturaleza. Tan sentimental, pero tan distante y mediada. Y es que yo no sé si en España hay una crisis social provocada por el PP y la asquerosa derecha (no se puede uno creer sin más lo que diga Pablito); pero si fuera cierto, sería con ganas. Porque hay que ser un país rico de cojones para dedicar recursos públicos a atender los pollos ¡de gaviota! La rata voladora. Y no es sólo que se dediquen recursos, sino que todo el mundo, todo el kindergarten entero, da por supuesto que eso es lo suyo. Lo suyo del estado, quiero decir; a mi no me líes con que me busque mis propias soluciones para mis sentimientos franciscanos.
Cierto; es muy limpio, muy cómodo, y muy bien. Yo prefiero Chiapucci. Más listo que el hambre desde ese cerebrín.