Conclusión de la trama Trump / Rusia
Luis, desde Florida
El fiscal especial Robert Mueller ha concluido su extensa y larguísima investigación (casi 2 años) sobre la posible colusión de Trump con los rusos para manipular las elecciones presidenciales del 2016. Como advirtió numerosas veces Trump, no hubo colusión! Una gran decepción para los que no han creído en la enorme cantidad de evidencia presentada hace muchos meses de que todo ha sido fabricado por el partido opositor. Y durante la investigación, sabemos que Trump usó su twitter de forma insultante (as per usual) al fiscal y los procedimientos. Pero a la vez fue totalmente transparente proporcionando casi un millón de documentos, acceso total a sus asistentes para ser interrogados y sin hacer uso del privilegio presidencial sobre sus conversaciones, para protegerse.El reportaje también alude a que Trump intentó despedirle delegando la orden a uno de sus asistentes y que éste se negó. Aunque también hay abogados de la Casa Blanca que han desmentido que eso ocurriera de la forma descrita. De todas formas, el incidente fue motivo para que el fiscal no se pronunciara sobre una obstrucción de la justicia “por falta de pruebas” y “no le exonerara”. Y esto da pie a una serie de preguntas: ¿Puede uno obstruir a la justicia si la justicia sabe que no se ha cometido un crimen? Porque es un requerimiento. ¿No es la justicia la que está violando la ley al investigar y propagar por los medios sin tener pruebas de que existió un crimen? ¿Cuál es la premisa criminal de la investigación? ¿Dónde está el precepto de la presunción de inocencia? Robert Mueller no es tonto y sabe que perdería el caso en la Corte Suprema. Perdería el caso y probablemente su licencia de abogado. Por eso se llevó el caso por el sector de contra-espionaje y no por el judicial. Todo ha sido una trama política. Aún sabiendo todo esto, nadie discutirá que Trump no fue extremadamente transparente y cooperador. Uno tiene el derecho total de criticar sus formas, pero en lo referente a la ley y la administración del gobierno, Trump tiene un record envidiable. En el supuesto caso de que Trump exigiera a su subordinado que despidiera al fiscal especial, para lo cual tiene todo el derecho constitucional del mundo ¿quién no patalearía cuando es acusado e investigado pos dos años siendo inocente?
Cuando se nombró a Robert Mueller como investigador, la gran mayoría comentaba sobre su impecable integridad, imparcialidad y profesionalidad, aunque también han salido artículos sobre algunos abusos de poder de cuando fue director del FBI. Y ahora que se ha analizado su trabajo, podemos concluir que todos los valores mencionados brillan por su ausencia.
¿Por qué es que admitiendo que no tiene pruebas para justificar un cargo de obstrucción a la justicia declara que “no lo exonera” y que a efectos delegue al Congreso que haga una investigación adicional? El fiscal no puede, ni debe exonerar a nadie, porque esa no es su función. ¿Por qué es que sabiendo en los primeros meses de la investigación que no hubo colusión alguna con los rusos la investigación duró casi dos años? ¿Por qué es que el equipo de 17 abogados que R. Mueller seleccionó, 14 eran afiliados al partido demócrata y sólo 3 carecían de afiliación alguna? Es más, la mayoría de los afiliados al partido opositor a Trump hicieron donaciones generosas a los demócratas que sumaron un total de $80.000 según la Comisión Federal de Elecciones que regula las donaciones. Peor aún, uno de los abogados, Andrew Weisman tiene una estrecha relación con Hillary Clinton y fue responsable de un enjuiciamiento indebido contra la compañía auditora de Arthur Andersen. Este caso, que terminó en la Corte Suprema, votó 9-0 en contra de este asistente de fiscal. Pero fue muy tarde para la destrucción de la empresa Andersen y la pérdida de 85.000 puestos de trabajo muy bien remunerados alrededor del mundo. Según otro fiscal que ha escrito un artículo recientemente, Andrew Weisman ha demostrado no tener escrúpulos ni con la verdad, ni con los procedimientos de la ley. Su lema es ganar el caso sea como sea. Otra abogada del equipo, Jeannie Rhee, defendió a Hillary con su grave problema del servidor privado y los emails secretos que terminaron en manos de los chinos (no los rusos, como se publica). Por lo que esta selección tan desbalanceada no manifiesta ninguna intención de imparcialidad.
Teniendo en cuenta que antes de que se iniciara la investigación, el director del FBI, James Comey (despedido después) había declarado que la única “prueba” del caso era un dossier no verificado y obtenido para y por la campaña de Hillary y descrédito de Trump, la prolongación del caso fue mucho más allá de lo necesario y apropiado. Y tiene una explicación muy verosímil: las elecciones del Congreso de noviembre 2018. Con todo este tramado, cuya divulgación fue felizmente aventada por los medios, los logros económicos y políticos de Trump fueron totalmente ignorados haciendo que la marca republicana perdiera puntos y el congreso cambiara de mayoría. Y así fue. Al tener hoy una mayoría de representantes demócratas, a efectos, R. Mueller ha delegado las “sospechas” al sector político opositor para que continúe con un sinfín de insinuaciones y expediciones de pesca. Es lo que está ocurriendo con amenazas de abrir un juicio político al que llamamos impeachment. Siguen insistiendo en la búsqueda del crimen (o cualquier otro) que el fiscal no pudo encontrar en dos años, un millón de documentos, 500 interrogatorios y $30 millones de dólares pagados por el contribuyente. Como no pueden explicar a su base la bajeza y falsedad de todo el proceso, los políticos y los medios están forzados a seguir mintiendo en vez de dedicarse a sus obligaciones legislativas e informativas para beneficio de la sociedad. Los congresistas han exigido ahora todas las declaraciones de impuestos (Trump tiene casi 500 corporaciones), todas las comunicaciones con los contables y abogados, así como licencias, contratos y demás. Ya están en litigación. Dudo mucho que la Corte Suprema conceda ese gusto al Congreso, ya que no hay una base criminal. Pero a la vez, sería interesante leer un tuit de Trump exigiendo lo mismo de Nancy Pelosi, líder del Congreso, que está casada con otro billonario y han logrado numerosos contratos inmobiliarios gubernamentales para San Francisco. ¿Habrá existido información privilegiada e influencias convenientes? Yo no lo dudo! Hay muchísimas más probabilidades de corrupción en el caso de Pelosi que lleva tres décadas en el Congreso de EEUU y una en el estatal de California, que en el caso de Trump.
Esta batalla campal por parte de los demócratas sin pruebas de ninguna clase, tiene todos los indicios de que se están pegando un tiro en el pie para las elecciones del 2020, donde no sólo la presidencia, sino el Congreso también estará en juego.
Para los que no han seguido el caso, el resumen y lo básico es el siguiente. Hay muy poco que sea nuevo desde hace 18 meses. La campaña de Hillary Clinton pagó a una empresa investigadora, Fusion GPS, $8 millones para buscar trapos sucios contra Trump. Fusion GPS contrató al ex-espía inglés Christopher Steele quien fabricó totalmente el dossier indicando la existencia de contactos entre la campaña de Trump y agentes rusos. Por mediación de Nellie Ohr, quien trabajaba para GPS, se entregó el documento a su marido Bruce Ohr del Dpt de Justicia (conflicto de intereses), quien a su vez lo envió al FBI para que lo investigaran. James Baker el abogado y asesor del FBI objetó aceptar el caso por la escasa fiabilidad. Pero ahora se sabe por sus propias declaraciones en la corte, que la fiscal general de Obama, Loretta Lynch supervisora del FBI, ordenó que se trabajara en el asunto. Esta revelación reciente deja una duda seria de lo que Obama sabía y cuándo sabía de lo que estaba ocurriendo. Últimamente está disfrutando unas vacaciones muy recluidas y silenciosas en Hawaii. Quizás por esto, cuando todavía era presidente y se descubre que los rusos estaban actuando en las redes para afectar las elecciones, no tomó ninguna medida seria, excepto la de enviar un mensaje a Putin para que frenara la manipulación. Como si Putin fuera un señor que atiende amablemente a las sugerencias. La investigación ha verificado que la motivación de los rusos no era la de ayudar a Trump necesariamente, aunque también lo intentaron, sino crear una desconfianza total en el sistema electoral, en lo cual tuvieron tremendo exitazo. Pero nunca fue debido a la colaboración con Trump. Una vez que el FBI aceptara trabajar en el caso, procedieron presentarse ante los jueces de FISA (corte de vigilancia extranjera) donde no existe un abogado defensor para proteger los derechos del investigado, pero donde el gobierno debe aportar toda la justificación necesaria para permitir escuchas, cosa que no se hizo debidamente. Se ocultó mucha información pertinente y ello traerá sus serias consecuencias pronto, según el nuevo fiscal general.
Procedieron con las escuchas a la campaña de Trump y comenzaron a divulgar por los medios, con el apoyo de los directores de la CIA, NSA y FBI quienes obviamente apostaron que ganaría Hillary. Al perder las elecciones, desde noviembre hasta que cambiaron los cargos adentrado el año siguiente, los del Profundo Estado, que incluían otros altos cargos de los servicios de inteligencia y fieles a Obama, continuaron con filtraciones convenientes a los medios para derrumbar la presidencia de Trump con todo tipo de acusaciones, incluyendo su estabilidad mental. Algo que para algunos parece factible al presentar nada más que una faceta de su personalidad, como lo hacen los medios. También es muy cierto que sus numerosos tuits desfavorecen su imagen, pero afortunadamente se ha moderado considerablemente. Mi apreciación es que si sus adversarios tienen que recurrir a la conspiración, la falsedad, la ilegalidad y la grave violación de la Constitución quizás tengan más estabilidad mental, pero también una criminal y dictatorial muy peligrosa. Los procedimientos de los demócratas han sido muy parecidos a los que se usaron en la URSS.
El nuevo fiscal general ya ha iniciado investigaciones contra los que tienen sus huellas en este caso. Y las palabras de Trump: “Esto no debe ocurrir a ningún otro presidente” suenan muy funestas para algunos y esperanzadoras para los que sabemos lo que ha ocurrido, que no ha sido otra cosa que un intento de golpe de estado silencioso.
Es demasiado temprano para pronosticar las elecciones presidenciales del 2020. Los comentaristas (hasta los de la oposición) dicen que Trump tiene ahora más probabilidades. Pero leyendo las encuestas de Rasmussen, yo veo que las opiniones apenas han cambiado de un lado para el otro, por mucho que Mueller no haya encontrado culpabilidad. Los que le apoyamos no perdemos el interés en apoyarle y los detractores tampoco su odio. No sé si puede existir con Trump una persona ambivalente. Y de la forma que son las elecciones en EEUU, con los votos electorales de cada estado, tenemos unos 8 estados con unas diferencias muy pequeñas, que pueden ir a un lado u otro. Si Trump continúa con sus programas y los demócratas se marcan más a la izquierda como parece, no presentan programas que interesen a los votantes como hasta ahora, insisten en el impeachment y se destruyen con serias acusaciones entre ellos durante las primarias, Trump ganará. Pero tampoco se puede permitir un paso el falso, ni contar con que los demócratas se radicalicen. Ya hay cerca de 20 candidatos y algunos (desconocidos ellos) piensan apostar por algo más centrista. Aunque en ese caso, tendrán sus problemas con los radicales de su propio partido. Tampoco lo tienen fácil y puede pasar cualquier cosa todavía.