¡Pobrecitos asesinos!

En casi todos los pueblos de Vizcaya ocurre estos días una tenida etarra que sería surrealista si no fuera etarra. Se ponen una treintena en el cruce principal, con una gran pancarta hablando de los pobres presos, y las fotos de los mismos montadas sobre un palito, con acompañamiento de velones tenebrosos y euscomúsica como de llorar.

Se ve que esperan que nos pongamos todos acongojados porque algunos de los asesinos, y sus ayudantes, estén donde deben de estar, en vez de en la calle. Recuerda a los nazis llorando porque a Alemania le faltaba “lebensraum”, mientras invadían media Europa. O los mismos nazis llorando porque los judíos dañaban la economía alemana, mientras los gaseaban en los campos de concentración.

Pues por mucha velita y musiquita llorera que pongan, pedir que los asesinos no vayan a la cárcel es lo mismo que reclamar el derecho a asesinar. Y por muy convencidos que estén de que un euscoasesino no es un asesino en realidad, eso solo evidencia su miseria moral. La suya, y la de los que les apoyen, los que se aprovechan, y los que no paran de intentar “mirarse a los ojos” con ellos.

Y el gobierno vasco, como no, sacará a su gente a la calle a manifestarse contra las decisiones de los jueces, tan demócratas ellos como cualquier fascista.

La vida misma, en Vasquilandia.