Un ladrillazo, muchas trampas y algo bueno para salvar la banca
Sefuela
Toca hacer un análisis de urgencia de la reforma del sistema financiero que acaba de anunciar De Guindos. Con todos los problemas de hacer esto a vuelapluma, pero toca. Tan sólo hay una cosa nueva en todo este proceso anunciado. Es fundamental, pero podría ser insuficiente dados los efectos colaterales que tendrá esta reforma. Traduzco.Se obliga a la banca a reconocer más o menos el valor real de sus activos inmobiliarios. Y a provisionar como pérdidas el exceso de valor sobre el “real” de suelo, promociones y viviendas que se han ido quedando como consecuencia de créditos fallidos. El valor del suelo (rústico y urbano) deben contabilizarlo por la quinta parte de lo que lo adquirieron. El resto, a pérdidas. Alrededor de un 50%(comento de memoria) del valor de promociones y un 35% del de los pisos, también a pérdidas. Un mazazo para las cuentas de resultados que podría llevar a la quiebra a alguno.
Como salida, les permite fusionarse, pero de forma real (no virtual que ha sido un cachondeo). A quien se fusione se le conceden ciertas ventajas: La pérdida de valor de los activos podrá ir contra reservas, en lugar de a pérdidas, lo que es un ardid para evitar quiebras innecesarias. Además, el Estado les puede dar ayudas. Con truco. No son a fondo perdido, sino como préstamo. Este préstamo se puede convertir en participación accionarial si entran en pérdidas. Esto les cuenta a los bancos como si tuvieran más capital, pero al Estado no le cuenta como déficit público, por lo que no dificultan más los objetivos. Sí es mayor deuda pública, porque ese dinero lo captará el Tesoro y se lo dará al FROB, y este a los bancos. Pero es un 0,5% más de deuda, la cual debe bajar al 60% del PIB, por lo que no crea un problema grave. Ingeniería financiera de la buena.
El gobierno pone una condición para las fusiones y las ayudas. Deben comprometerse a mantener o incrementar el crédito. Lo que no quieren hacer por sí mismos, van a ser obligados. La rueda de los créditos debe, al menos, mantenerse, y no seguir menguando. No está mal, pero podría ser insuficiente.
La razón la ha apuntado un periodista. El brutal ajuste que probablemente veremos en los precios de todos los activos inmobiliarios en los próximos meses puede traernos nuevas quiebras en el sector del ladrillo. Y crear un efecto realimentación en descensos de precios y de la solvencia bancaria, pero esto es tan sólo una posibilidad, no una certeza.
Lo que es seguro es que la banca y las cajas se van a apresurar a vender lo que puedan, siempre que les paguen algo medianamente razonable. Lo que está complicado es que se lo paguen. Siempre les quedará la trampa de crear una sociedad entre tres bancos al 33% y aparcar allí sus suelos y ladrillos. Así creo que evitarían provisionar, pero habría que verlo con calma. como seguro que harán en las entidades financieras. Además, podrían conseguir cabrear al gobierno, y eso no suele ser bueno.
Hay que tener en cuenta, además, que las fusiones traerán ajustes importantes en el empleo del sector, se hagan de la forma que se hagan. Eso también tiene un efecto depresor en la economía y la demanda, al menos en el corto plazo.
Es destacable también la referencia hecha hoy por el Presidente de BBVA a la falta de demanda de crédito solvente. Mucho me temo que no es tan difícil calcular el precio del ajuste que nos puede acabar viniendo en el ladrillo, teniendo en cuenta esto. Cuando yo tenía 25 años, los bancos daban créditos hipotecarios a un máximo de 12 años por un máximo de 1/3 del sueldo neto utilizable paara pagar cuotas. Hagamos cuatro números rápidos. Pongamos un sueldo medio de 30.000 euros anuales (vale que es mucho, pero los precios de equilibrio en la realidad suelen estar sesgados al alza), pagando 1/3 durante 12 años y sin contar intereses, llegamos a 120.000 euros para un piso de 100m2. Apliquen los ajustes que ustedes quieran (un +50% por conseguir un mayor plazo y un +50/+100% por colocación. Un piso bueno en Madrid puede caer hasta no valer más de 3.000 euros/m2 en el mejor de los casos. Por ahí debe andar el equilibrio.
Ah, y olvidaba lo del gobierno corporativo. Vaguedades por el momento. A ver en que queda.