La Ciencia no es aburrida 1
…Roma trató siempre duramente al muchacho y se apoyó en la madurez. En Roma, el joven, el hijo, no es nada -prefiere al hombre ya hecho, al padre de familia, al senador. Esta Roma de los padres y no de los hijos, de los patres conscripti o senatores y no de los tyrones o mozos se hizo dueña del mundo. …Puede decirse que sólo una cosa no ha fallado al europeo ni hay sospecha de que por ella misma pueda fallar: la ciencia. Y por eso es tan sorprendente que habiéndole quedado esa única potencia intacta no se abrace a ella con más fervor que nunca. ORTEGA Y GASSET (1934)
Este blog, tan sobresaliente en sus contenidos e interpretaciones de los mismos, no es un blog de jóvenes. No es un blog para “aprender” rudimentos, sino para dilucidar cruciales asuntos humanos y sociales, y en consecuencia, muy a menudo, políticos. Resulta estupefaciente y perverso, que algo tan puramente científico como lo es el estudio de la climatología en los diversos períodos de la historia del planeta, haya sido transvestido en otro tema político más. Es signo de los tiempos y de los intereses bastardos del humano quehacer. Alegrémonos de que desde este rincón, cabezas pensantes de primera magnitud e intelectos desprovistos de otro interés que el humano saber, nos permitan conocer tan apasionante pirueta de la ciencia sin mácula alguna. santiago muelas (2010)
Hoy voy a romper la tradición en la magnitud de los asuntos de altos vuelos que acostumbran a plasmarse en este foro, y cual águila que del cielo desciende en busca de una pequeña presa, trataré de mostraros lo aprehendido a ras de tierra en tiempos, lejanos ya, de silente y esforzada juventud en busca de la ciencia y del saber. Y es ello que todo el saber importa; no existe el conocimiento superfluo, antes bien al contrario, la ciencia amplía el humano campo visual. Pongámonos a la tarea acumulando una previa y no despreciable cantidad de paciencia y aclarando que esta entrada carece de interés para ingenieros y/o técnicos en general.
Imaginemos que tomamos un cable metálico; que lo sujetamos firmemente a la pared y tomando el extremo opuesto, nos separamos una distancia suficiente para que el cable tome una cierta curvatura -debe decirse que lo queramos o no, siempre la tendrá, aunque si ejercemos toda la fuerza de que somos capaces, es posible que no nos resulte aparente. Del cable, en las condiciones expresadas, pueden decirse varias cosas; algunas determinadas por dichas condiciones, otras por su propia naturaleza; incluso podemos hablar de las determinadas por su utilidad: afirmar sombrillas, permitir que las prendas mojadas sequen…etc.
Nos importan las relacionadas con la forma que adopta y debemos conocer algo acerca de su naturaleza. Empezando por el final, es menester llamar la atención sobre un aspecto de todos conocido: de un cable puesto en vertical, podemos sujetar un cuerpo -expresión genérica que no excluye nada material- que pese y si esta última cualidad no es excesiva y el cable está sujeto en su extremo superior, el objeto quedará desafiante de la fuerza de la gravedad, meciéndose en el aire. Si, en intento contrario a lo que nos dicta el buen sentido, sujetamos el cable en su extremo inferior, atamos el mismo cuerpo mencionado antes, en el superior y lo soltamos, presenciaremos un ejemplo más de la atracción gravitatoria y el cuerpo, fatalmente, caerá.
Este imaginario y pedestre experimento, nos muestra algo de importancia. Algo que forma parte de la esencia de la idea de cable y extrapolándolo, de la de la cuerda de cáñamo, de la del hilo de coser…etc. Este aspecto que nos importa se puede resumir diciendo que el cable ofrece resistencia si tratamos de alargarlo por encima del límite de su longitud original; no ofrece, por el contrario, resistencia alguna si tratamos de acortarlo; se dobla, arruga, enlaza… pero no se opone a nuestro intento. Un científico o estudiante de este fenómeno, diría en resumen feliz: Un cable se caracteriza por resistir sólo esfuerzos de tracción -y en consecuencia, no es capaz de resistir esfuerzos de compresión. Retengamos estas palabras cuyo concepto se deduce de lo antes expresado.
Demos con paciente esperanza, un paso más en nuestro análisis de un fenómeno intuitivamente bien conocido pero que, aseguro, nos va a llevar a más lejanos e interesantes -quizás, verdaderamente insospechados- horizontes.
Recuperando la imagen del cable sujeto por los extremos en horizontal, pensemos en dos situaciones diferentes:
- Entre los extremos del cable no hay cuerpo alguno material sujeto o colgado. Se dice que el cable está «libre de cargas», y añado, «diferentes a su propio peso».
- Entre esos extremos hay sujetos o colgados uno o varios cuerpos -o lo que es lo mismo: está sometido a un «sistema de cargas». Es claro que según sea la situación en que se encuentre el cable, según sea el sistema de cargas o fuerzas que actúan sobre él, cambiará su forma externa -si colgamos un peso importante en el punto central de la longitud, el cable formará con la línea horizontal un cuasi-triángulo…etc. Pues bien, la forma que adopta el cable sometido a un determinado sistema de cargas, -o mejor, la «curva» que define esa forma- se denomina «curva funicular de cargas». Y como hemos dicho antes, el cable sólo está sometido a esfuerzos de tracción -las fibras que lo constituyen están todas «estiradas» y no existe ninguna que esté «comprimida».
Daré un par de datos o definiciones más para excitar el interés de este primer escrito de la serie.
- Si el cable no está sometido a cargas diferentes a la de su propio peso, es sencillo expresar matemáticamente la forma que adopta y, además, esa forma recibe un nombre especial e intransferible: «catenaria» -nombre por lo demás bien conocido de políticos y otras gentes de mal vivir, desde que uno de ellos amenazó a otro -en estúpido escorzo intelectual- con colgarle «de la catenaria» -con lo que ya no sería catenaria y de ahí la torpe amenaza. (Recientemente mucha gente «de mal vivir» se ha interesado vivamente por las denominadas catenarias; más concretamente, por el material con que han sido manufacturadas muchas de ellas y ante la importantísima subida del precio del cobre).
- Si disponemos de un «tablón de albañil» de la misma longitud que la separación existente entre los extremos del cable y lo colgamos de éste utilizando otros pequeños cables o cuerdas y a intervalos cortos en relación con la longitud total, teniendo la precaución de que todos esos cables verticales estén «traccionados» -estirados- con el mismo esfuerzo, el cable adoptará una forma todavía más sencilla de expresar matemáticamente y recibirá un nombre más conocido y vulgar, pero no menos importante: «parábola».
Terminemos esta primera nota con curiosos asertos relacionados con la exposición anterior.
- Los cables de alto voltaje que destrozan el paisaje de los horizontes de España en tantos sitios, son -tienen forma de- catenarias. Las cuerdas donde ponemos a secar la ropa en nuestros tendederos, cuando están ayunos de prendas, son catenarias. Los inmensos cangilones que se utilizan para verter el hormigón en las grandes presas, cuelgan de cables que -en reposo, sin cangilones- son catenarias.
- Los cables de los que penden las tomas de corriente que permiten discurrir a nuestros electrificados trenes, metropolitanos, tranvías…etc., son parábolas. La forma de los cables que sostienen los grandes puentes colgados del mundo -colgados, que no colgantes- son parábolas. Y no nos entretenemos más en el concepto geométrico de parábola por su común conocimiento y al margen de las muy interesantes propiedades de esas formas de cónicas.
Apunte final: Si la teoría de la «curva funicular de cargas», aquí expuesta con cierta simpleza o simplicidad, no hubiera sido desarrollada en su momento y sus conceptos no hubieran sido totalmente aprehendidos por un genio, la «Sagrada Familia» de Barcelona, no existiría.
Conceptos científicos a retener: Cable, Sistema de cargas, Esfuerzo de Tracción, Esfuerzo de compresión, Curva funicular de cargas, Catenaria, Parábola.