Artistos
Habría que empezar por aclarar conceptos, a ver si así conseguimos aclarar subvenciones. Vamos, ahorrar.
No es del todo impropio llamar “artistas” a esos jetas que hacen publicidad de la ceja y viven sacándote el dinero para hacer películas de escaso interés, a juzgar por el público que va a verlas. Siempre se ha llamado “artista”, con retintín, al habilidoso del cuento. Y no vamos a negar el arte que tienen estos para vivir del cuento.
Arte también es sinónimo de habilidad, pero no es a eso a lo que se refieren cuando pretenden que lo que hacen los del cine español es arte. Y no lo es bajo ningún concepto. Hay algunas pocas películas que se pueden definir como arte, pero todas no lo son. Tanto La caza del Octubre Rojo, de Clancy, como Rojo y Negro, de Stendhal, son libros, y son novelas; pero a nadie se le ocurre que las dos sean literatura, o arte.
Pero el “arte” de estos caraduras que te llaman pirata, su verdadera habilidad, consiste en convencerte de que la mierda es arte.
Dicen que sus películas tienen muy poco público. Yo no lo sé, porque no me acerco a una película española ni a tiros, desde hace mucho. Pero mucho. Por lo mismo que no veo la televisión en España, o no escucho a Pajín. Me parece mierda. Pero la cuestión es que nunca podremos saber si son capaces de hacer películas que interesen a un público suficiente, si se las subvencionamos. Sencillamente, su negocio no es interesar al público, sino al que da la subvención. Por ejemplo, los políticos, como la de la foto. Así que subvencionar cine (perdón, mierda) no es la manera de tener un cine que te guste, sino la manera segura de no tener un cine que te guste.
¿Somos tontos? No lo sé; probablemente. Pero ellos, desde luego, son unos artistas. Para Pajín, artistos.
Votad, malditos.