¿Y si hablamos del mudo?
Sí, ya sé; tiene cara, precisamente, de bobo solemne. Pero no de mala persona.
[caption id=“attachment_21058” align=“aligncenter” width=“250” caption=“The Economist 6/8/2011”][/caption]
¿Y qué? También Zapatero tiene cara de tonto, y de no mala persona. Pero sabemos de sobra que en una partitocracia los tíos legales no llegan a la cumbre. Vamos, ni por confusión. Nadie está ahí sin ser un hijo de la gran chingada. En ningún partido.
Está cogiendo fama de mudo, como se ve en la foto de The Economist. Y en general se achaca a que sea, supuestamente, un pusilánime. Me parece otro paralelismo con Zapatero, al que llamaban "Bambi" en su propio partido. ¡Joé con Bambi!; poco tardó en cortarles los cataplines, y las alas, a aquellos que le tenían por blandito.
A mi me preocupa mucho la mudez de Rajoy. Pero no porque eso le haga más o menos falto de carácter, sino porque es un fuerte indicio de peligro público. Y mal consuelo es pensar que Zapatero resulta insuperable como peligro, aunque sea cierto.
¿De dónde el peligro por el silencio? Del cálculo del mudo. Está callado porque calcula que eso le produce más votos que hablar. Pero no creo que haya nadie en todo el universo que crea que lo bueno para España, hoy, es tener mudo al próximo gobierno. Sin una idea, sin una propuesta, sin un avance; encantado mientras Zapatero se cuece en su propia salsa. Porque resulta que es nuestra salsa, la de todos. Y se amarga.
Es muy posible que toda esta tropa impúdica, que vive diciendo -¡vótame!-, tenga siempre una buena disculpa a mano para hacer coincidir lo que les conviene con lo que imaginan el bien general. Del tipo de -nosotros somos los buenos, y es necesario que gobernemos, como sea-. ¡Vótame!
No sé. Hay otras que viven diciendo -¡fóllame!- (que es otra forma de aprecio), y no le hacen daño a nadie, salvo si acaso a sí mismas. Pero a diferencia de los peligros públicos que nos gobiernan, la gente les llama putas, y las desprecian. No lo entiendo.
El mudo no habla, y su motivo no es el bien de su país sino, su beneficio electoral. La señorita de la foto no está pirrada por el fulano del coche, sino calculando el beneficio de la operación. Y siendo esto suficiente para que nos hagamos una opinión muy poco optimista, nos faltan datos por considerar. Lo que el mudo no dice pero sí hace. ¿Vamos a pensar que por estar calladito, también está quietito? Yo no lo haría, forastero:
El Confidencial:
El concierto económico para Cataluña puede convertirse en la llave que abra de forma definitiva las puertas de La Moncloa para Mariano Rajoy. El líder del PP quiere asegurarse la mayoría después de las elecciones del 20 de noviembre a través de un pacto con CiU. Habrá reunión entre ambos partidos en septiembre.
Está muy bien que el mudo no hable, si no quiere. Pero yo creo que tal vez sea buena idea que nosotros sí empecemos a hablar del mudo. Porque como próximo gobierno, el próximo peligro es él.