Prostitucionalidades.
El Prostitucional nos ha metido al monstruo en la familia, y la gente no sabe cómo reaccionar. ¿Entenderá cuando se le habla? ¿Morderá? ¿Lo sentamos junto a los demás, o le ponemos mesa aparte?
No se aclaran. Rajoy dice que hará como que el monstruo no existe hasta que no condene el pasado de ETA. Curiosa petición, cuando su única característica diferenciadora es la reivindicación y homenaje al pasado (¿?) asesino de ETA. Pachindacari se lo reprocha a Rajoy. Por boca de una Idoia Mendía, explica:
Como responsables institucionales, todos tenemos una responsabilidad institucional que cumplir, hay que mantener relaciones institucionales formales con todos los representantes que al fin y al cabo representan a los ciudadanos. [-->]Y no le ha cambiado la cara de tonto. No representan a "los" ciudadanos, sino a "unos" ciudadanos muy concretos. Ciudadanos que mayormente no votan si no lo pueden hacer por los representantes de los asesinos. Lo explicamos en números recientemente [-->]. También los nazis representaban a ciudadanos, y en gran número. Y hoy veríamos como un héroe al político con cargo institucional que se hubiera negado a tener relaciones institucionales -o de cualquier tipo- con ellos.
Esta es la última gracia del Prosti. Que en realidad no es otra cosa que el chico de los recados del PSOE, o sea, Pachindacari. Si se han empeñado en hacer normales a los anormales, solo porque ahora dicen que ya no matan, eso es cosa suya. Pero no pueden pretender que los demás nos sumemos a ese carro. Es el carro de la victoria del terror sobre la civilización. Del - asesinamos porque era justo y necesario, y ahora no porque no nos hace falta. Un carro al parecer muy querido por el PSOE, al que le parece “agradable” la corrección del Prosti al Supremo [–>]. En la lógica línea de tener socios que hablan con los terroristas para que asesinen a otros españoles, pero no a ellos. Y en la lógica línea de firmar pactos atinelados de media España contra la otra media, en los que los asesinos están en tu parte de la división.
Si quieren llorar de la emoción y felicidad, que lloren todo lo que quieran. Pero, lo siento mucho; con algunos nunca van a poder contar para esa monstruosidad. No entra en nuestros planes la aceptación como “normalidad” de la reivindicación del asesinato para resolver los caprichos políticos. Y mucho menos la aceptación de la “normalización” sobre esa base. Que se “normalice” Pachi, si eso le mola; pero que lo haga solo.