La tía Julia (Tom) y Antonio Naranjo radiografían un diálogo de besugos.
Si, ya sé. Es un poco repetitivo, y además vamos a perder. Pero hay cosas que no se puede dejar de hacer notar.
Y Julia Otero me motiva. Probablemente un arquetipo. Cuando alguien asimila un modelo y lo eleva a su máxima expresión se convierte en un arquetipo. Y no es fácil encontrar un toma y daca verbal de ocho minutos, que destile de forma tan depurada todos los matices del absurdo coñazo que nos traemos con las lenguas. Pero todos los matices.
El problema es que Otero no es subnormal, ni sorda. Y tampoco el resto de lo nacionatas, por lo general. Entonces, ¿cómo se puede explicar que en una entrevista en directo, una periodista profesional -ni subni ni sorda-, ni tampoco telebasura como Rahola, se dedique a contestar los argumentos que su contertulio no ha hecho. Peor; le acusa de reclamar la libertad de no aprender (el catalán), cuando lo que sin duda ha oído la no sorda es que Antonio Naranjo sí quiere que su hijo aprenda el catalán. Tres o cuatro veces se lo ha dicho, para que no haya dudas. Pero está sorda.
No lo oye. No se entera de lo que le dicen. O no escucha. Goza de un hombre de paja imaginario que trae los argumentos de serie, y contesta a esos argumentos imaginarios, que resultan ser el estricto contrario de lo que de verdad le han dicho. Reiteradamente.
- No le han preguntado si el niño aprendería bien el castellano estudiando en catalán. Pero es a eso a lo que contesta.
- No le han dicho que no sea bueno aprender lenguas, ni que no las quiera aprender. Pero es a eso a lo que contesta.
- No le han dicho que haya conflictos lingüíticos en Cataluña. Pero es a eso a lo que contesta. A lo que ella alega que lo dice Wert. ¡Pero si Naranjo no es Wert, joé, y estás hablando con él!
- Es increíble que mandemos a nuestros hijos al extranjero a aprender lenguas, pero luego no queramos que aprendan el catalán. Perdona, Julia, pero lo que te ha dicho es que sí quiere que su hijo aprenda el catalán. Unas tres o cuatro veces.
Aparte de que "catalán" no es "lenguas". Es completamente comprensible que cualquiera desee que su hijo aprenda inglés, o francés, ¡o chino!, pero que no tenga el menor interés en que aprenda catalán o vascuence. Querer que aprendan "lenguas" no es querer que aprendan cualquier lengua. Pero los sordos creen que pueden imponer la lengua que les plazca a los demás, como creía Franco.La lección de Antonio Naranjo, y el valor del audio, es que es rápido, no se deja achantar, y con toda educación le señala a Julia que le está contestando a lo que él no dice. Diálogo de besugos.
Y ahora el dilema. ¿Hay alguna posibilidad de limpiar la discusión pública de mierda, cuando los que van a ganar solo lo pueden hacer a base de mantener en su sitio la basura que han vertido? Yo creo que no. Pero también creo que aunque no sirva para nada, empieza a ser responsabilidad de todos señalar la porquería que algunos están dejando sobre el espacio público. Y habrá que empezar a llamar caca a la basura, y besugos a los sordos.
De ahí el audio, al que no se llega con un clic sobre la imagen de los intervinientes. La cosa empieza en el minuto 8, justo en la mitad de la barra de desplazamiento.
http://podcast.ondacero.es/mp_series1/audios/ondacero.es/2012/12/05/00128.mp3
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Vía Felipe Larrea (gracias) y Tsevan Rabtan.
Fuente, Jot Down (donde se cuenta mucho mejor):
- Inmersos y sordos.