Marcela, el puto vascuence, y nuestras "carencias".
La Viceconsejera de Educación del Gobierno vasco le respondió a Marcela por carta animándoles a empezar a estudiar euskera. Literalmente les ha dicho que "los profesores, los adolescentes y sus padres se impliquen a fondo para que superen SUS CARENCIAS".
No solo tenemos tendencia a chorizos en España. También llevamos el fanatismo en la sangre. Y si a un fanático le pones una burocracia, consigues un infierno que ni Kafka.La historia la cuenta Gloria Lago, heroína gallega a la que empiezan a acudir desde toda España. Para que intente desfacerles los entuertos que organizan los fanáticos y los pusilánimes. En este caso, una familia que tiene que sacar a sus dos hijos de un sistema escolar -el del País vasco- cuya función principal es un experimento aberrante de ingeniería lingüística. Hacer que el pequeño país cambie de lengua, por la que se les ha metido en sus caprichos.
Son de fuera. Grave pecado para todo nacionalista. Y tenían una exención de que los chavales estudiaran vascuence, debido a su situación de provisionalidad. Pero les ha durado cuatro años, y ya no más.... en diciembre pasado se eliminaron las prórrogas de este tipo y en una carta le dijeron a Marcela que sus hijos no lograrán tener el título de Bachillerato si no demuestran que tienen el mismo nivel de euskera que sus compañeros. Le explicaron que durante estos 4 años deberían haberse puesto al día en el aprendizaje de esa lengua. Como comprenderéis, tanto el muchacho que estudia 2º de Bachillerato, como su hermano que va a cursar 1º, contemplan este requisito como una barrera infranqueable. Su situación se resume así: o se ponen a estudiar euskera casi a tiempo total, o se olvidan de seguir estudiando cualquier carrera o ciclo superior porque, aunque aprueben todas las asignaturas de Bachillerato, sin euskera no hay título. [-->]
Como añadido, tienen circunstancias personales bastante sangrantes. Y su única solución, dado que los fanáticos de las lenguas no están dispuestos a nada, es escolarizarlos en Miranda de Ebro, a 35 Km. Pero no pueden. Mejor leerlo en lo de Gloria: Ya que todavía tenemos un estado español, y una España, me atrevería a sugerir que se intente que sirva para algo. Para cuando no esté Rajoy, quiero decir. Ni Ruby. Algo así como cuando hayamos crecido, y seamos adultos. Por ejemplo, una red de institutos y / o colegios concertados nacionales españoles, con su propio currículo y su propia titulación homologada para toda España. Y, el que quiera, que se pueda librar de las garras de los fanáticos. Pedirles que, además, fueran de mucha calidad en vez de igualdad a la baja, supongo que sería demasiado pedir.También es demasiado pedir que Marcela no tenga que adaptar su coche a su situación de pierna recién perdida, ni sacar de un milagro gasolina para 70 kilómetros de todos los días lectivos del año. Demasiado pedir si tenemos en cuenta la importancia vital de que el vascopiteco pueda dirigirse en el futuro en vascuence a los hijos de Marcela. Tal vez en Cádiz. O en cualquier sitio lejano. Porque supongo que los chavales huirán de este maldito infierno a la que puedan. La cuestión es que tendrán más facilidades para huir si pueden estudiar. Y es de imaginar que el vascopiteco prefiere que se vayan fuera. Son apestados, con “carencias”. ¿Entonces, por qué les impiden estudiar? No hay quien entienda a los fanáticos.