El test del pato: ¿Si le llaman ciencia, por qué produce fanáticos?
La idea es muy vieja, y aunque no brinda una seguridad total, sirve muy bien para andar por casa. Le llaman la prueba del pato. Y dice:
Si parece un pato, nada como un pato, y grazna como un pato, ¡probablemente sea un pato!Y lo puedes adaptar muy bien para usarlo con el entretenimiento que nos ocupa.
Si anuncian el fin del mundo, dicen que podemos salvarlo siendo buenos, y acosan al discrepante como una banda de fanáticos, ¡probablemente no se trata de ciencia!Normalmente los fanáticos no dejan sus actos por escrito. Saben que queda feo. Pero a veces se descuidan con los emails. Nos pasa a todos; parece un sistema seguro, pero no lo es.
En 2009 tuvimos una buena filtración de emails de la banda. Y nos enteramos (confirmamos) que controlaban el mundo editorial científico para que no se publicara lo que no querían ver. Que buscaban “razones” para ajustar las temperaturas del pasado de forma que coincidieran con su teoría. Que acosaban a sus compañeros cuando no seguían el paso marcado. Que intercambiaban “trucos” para presentar sus gráficos de forma eficazmente fraudulenta. Y que se comunicaban para eliminar al unísono las pruebas que pudiera haber sobre las conductas anteriores.
Pero ahora, a cuenta de los emails de Podesta (el jefe de campaña de Hillary Clinton), tenemos por escrito el aspecto fanático en todo su esplendor. El acoso y derribo de un científico. Porque sus publicaciones son, por una parte indiscutibles, y por otra parte muy inconvenientes. Roger Pielke jr (@RogerPielkeJr).
Conviene situar a Pielke hijo en el contexto de la discusión. No es un científico del clima. Trabaja en el Centro de Política Científica y Tecnológica de la Universidad de Colorado. Esto es, en la interacción entre política y ciencia, o ciencia y política. Más importante: acepta todas las tesis de partida del alarmismo climático, al no ser eso lo que estudia. Lo que quiere decir que acepta sin mayor problema que el CO2 que emitimos está produciendo un calentamiento que será potencial y presumiblemente peligroso; y que hay que reducir las emisiones. Como no es su asunto, se limita a aceptar lo que le llega desde esa especialidad.
Lo que sí entra dentro de su campo de estudio es la medición del daño que ya esta haciendo el Calentamiento Global Acojonante, y el examen del abanico de posibles acciones políticas para remediar el problema – analizando los costes y beneficios y riesgos. Esa sí es su especialidad: ¿qué puede / debe hacer la política con lo que le llega de la ciencia?
Y sus conclusiones, publicadas en las mejores revistas del ramo y con todos marchamos de la ciencia más convencional, resultan inconvenientes. Porque el Calentamiento Global Acojonante no está produciendo que los “extremos climáticos” sean más dañinos, si se miden a igualdad de PIB. De momento no está produciendo ningún daño. Y porque la reducción de emisiones necesaria, según la tesis alarmista, necesita un avance tecnológico brutal que no es sensato esperar que ocurra por sí mismo. (Es lo mismo que dicen Bill Gates o los ingenieros que Google dedicó a ese asunto).
Los fanáticos (el alarmismo climático) se enfadaron mucho con las publicaciones científicas de Pielke. Y aun más con sus comparecencias en el Congreso y el Senado, mostrando que los supuestos daños por “extremos climáticos” producidos por el Calentamiento Global Acojonante no eran reales. Ni hay más “extremos climáticos”, ni esos extremos causan más daños que antes del Calentamiento Global Acojonante. Y empezaron una campaña de difamación contra él. Con la mala suerte de que ahora hay pruebas documentales de lo que hicieron. Acosarle hasta que abandonó el campo. Ya no publica sobre clima. Y por email alardeaban de ser los artífices de que le expulsaran como colaborador de la web sobre “data journalism” creada por Nate Silver, [538 –>].
También fue uno de los siete académicos a los que el congresista demócrata Grijalva quería “investigar” por tener una opinión incorrecta [–>]
El núcleo de la campaña se llevó a cabo desde el Center for American Progress, desde el que siete autores escribieron ¡160 artículos difamatorios! contra Pielke, entre 2007 y 2015.
Y eso se lo hicieron a un académico que no niega la teoría del Calentamiento Global Acojonante por culpa del hombre pecador, en ninguno de sus aspectos ni especulaciones científicas.
Si parecen patos, nadan como patos, y graznan como un patos, ¡probablemente sean patos!O en nuestro caso, fanáticos que nada tienen que ver con lo que se espera de la ciencia.
Nota: Pielke dejó de investigar y publicar sobre clima en marzo de 2015 [–>].
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Fuente: Lo cuenta Pielke mismo en su blog.